
Tras haber sucumbido durante dos meses a la fiebre del Hielo y el Fuego, en los cuadernos comienzan a apilarse pequeñas miniaturas, apuntes a pie de página protagonizados por banderizos desastrados, lanceros de cinco centímetros de altura y tipos afines. Aquí el primero de varios, quizás el Gran Jon Umber