0.5 Staedler (moribundo) en la moleskine apaisada, esperando que me atendiese el dentista.
Después Photoshop.
A veces se hace difícil gestionar la prisa cuando te diviertes dibujando (lo que no siempre ocurre). El dibujo directo necesita energía y cualquier corrección que se le imponga será en cierta medida una trampa. Recibe así las consecuencias de un entusiasmo algo aturullado, que libera la mano pero deja sus taras en el papel: un brazo derecho demasiado pequeño, un brazo izquierdo demasiado estirado; por culpa mía, él expone la muñeca al subir la guardia y probablemente se la cortarán.
Me lo tomaré con varios segundos más de calma la próxima vez.
viernes, 29 de enero de 2010
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